24 de marzo de 2009

El Paradigma Emergente. Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica

Aquí hago un breve comentario sobre el artículo del mismo nombre de Miguel Martínez Miguelez. Este autor propone la necesidad de plantear ya el paradigma emergente y universal que sea capaz de incluir a todas las disciplinas académicas de las distintas ramas del conocimiento. Como él mismo dice, es una empresa titánica pero no imposible, que de lograrse ha de ser por etapas. Ahora pregunto ¿cuándo exactamente se logrará? ¿qué es necesario para que se logre? ¿cuántas etapas serán? ¿en cuánto tiempo? Las preguntas son tantas y son tan pocas las respuestas que me parece que está algo lejos todavía, sobre todo tomando en cuenta las grandes diferencias entre las disciplinas. Pero el hecho de proponer o intuir un nuevo paradigma emergente sienta las bases para pensar que ya se está empezando, al menos es la génesis.

Me parece que el autor sintetiza de excelente forma las principales posturas sobre la naturaleza y dinámica de los paradigmas. Para alguien como yo que éstos son sus primeros pasos en filosofía de la ciencia, la explicación de cada corriente es muy entendible.

Ya desde la parte del título "paradigmas científicos" se enfrenta el primer problema filosófico que a mi me gusta mucho (que no he resuelto definitivamente): ¿es o no la arqueología una ciencia? Claro que esta cuestión se puede elevar haciendo la pregunta hacia las "ciencias sociales" en general para demostrar si como estudiosos del ser humano somo capaces de entrar en esa forma de conocimiento llamada "ciencia". A mi criterio, las "ciencias sociales" no son ciencias en el sentido estricto de la palabra porque carecen de una parte clave que es la experimentación, que sí tienen ciencias como la física, química, etc. Como las conclusiones que obtienen son sobre el comportamiento del ser humano, en el presente o en el pasado, es imposible llevarlo al laboratorio. De cualquier manera esto no le quita el carácter importante que tienen para el conocimiento de nosotros mismo, por lo tanto aunque no sean ciencias, sus condiciones las hacen participar dentro del conocimiento científico, además sí poseen metodologías específicas, cuerpos teóricos, etc. Creo que la discusión filosófica va mucho más allá de esta simple diferencia, pero al menos es la que yo entiendo y conozco hasta ahora.

Entonces dentro de este paradigma universal que habla Miguel Martínez caben todas aquellas ramas del conocimiento que se basan en razonamientos a partir de datos empíricos, siguiendo modelos metodológicos con técnicas específicas, vocabularios especiales, en fin, lo académico, lo científico (qué cómodo es decir "ciencias sociales" para no hacernos bolas y darle cashé a las investigaciones). Llamaré pues a todo lo que es afectado por el paradigma, ciencia.

El postulado de Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas dice que el cambio de paradigma se da no por reglas racionales sino por aspectos históricos, antes bien se refiere a un grupo de practicantes y no a un tema de estudio. Eso quiere decir que al cambiar las ideas, inquietudes, objetivos, presunciones, mentalidad, etc. del grupo de científicos, cambiará el paradigma. Por eso dice "nuestras verdades de hoy serán los errores del mañana". Creo que esto es cierto porque las necesidades van cambiando con el tiempo y lo que en un principio se tomó como verdadero porque cumplía con las exigencias de entonces, ahora puede ser falso porque no llena los requisitos obligatorios o porque hay más datos que lo modifican. Por ejemplo aquellas explicaciones que dicen que los mayas solo se la pasaban viendo las estrellas, haciendo ritos y sacrificios, ahora se sabe que tuvieron una dinámica mucho más amplia con distintas manifestaciones no solo religiosas.

Con el racionalismo crítico de Karl Popper vale la pena detenerse un poco para estudiar su postulado. Dice que lo científico radica en el carácter refutable de las hipótesis porque mientras no sean refutadas pueden ser tomadas como verdaderas, pero al primer debilitamiento deben descartarse. Es bueno que en arqueología se cuestionen objetivamente las hipótesis para ponerlas a prueba, pero someterlas a refutación significa muchas veces experimentar. Y vuelvo con la pregunta ¿cómo experimentamos en arqueología? Se podrán experimentar los datos cuantitativos, por ejemplo, los minerales presentes en la cerámica de tal lugar para determinar la procedencia de la arcilla original. Pero no las interpretaciones. Sin embargo el ejercicio de crítica y auto crítica sirve para el mismo desarrollo de la ciencia, porque se descartan teorías sin fundamento y se exigen teorías sólidas. Creo que esto precisamente hace falta en la arqueología guatemalteca, replanteamientos de lo que se supone "ya se descubrió".

Tanto Kuhn como Popper coinciden en que la verdad de ahora ya no puede ser verdad después, aunque cada uno ve el cambio de diferente manera.

Paul Feyerabend niega en Popper el sentido histórico que en realidad han llevado las ciencias. Dice que los problemas no se resuelven porque haya una metodología o una teoría de la racionalidad sino porque los científicos han estudiado por mucho tiempo el problema y lo conocen muy bien, a partir de ahí encuentran sus respuestas.

Imre Lakatos basa su pensamientos en la evaluación de los logros científicos, si éstos se han transformado progresiva o regresivamente. Para él un programa de investigación progresa cuando su crecimiento teórico se anticipa a su crecimiento empírico. ¿cómo podemos postular que un sitio mantuvo relaciones comerciales con otro antes de obtener los mínimos datos del campo? O yo no entiendo la postura de Lakatos o definitivamente no se puede aplicar a las ciencias sociales.

Creo que la implantación de un nuevo paradigma, como lo propone Miguel Martínez, debe tomar en cuenta todas las ramas académicas, que sea capaz de cambiar el concepto de la realidad que hasta ahora nos han formado, pero sobre todo que sea útil a nosotros mismos en términos de nuestro propio desarrollo integral. Los profesionales de la arqueología deberían tomar partido en la construcción de este paradigma, no ser simples observadores sino incidir de manera activa, así se asegurarán que su ciencia tendrá cabida enteramente dentro del paradigma.

2 de marzo de 2009

El Nombre de la Rosa

También como parte del curso Teoría e Interpretación Arqueológica que nos imparte el Mtro. Edgar Carpio, pidió que discutiéramos un poco sobre los procesos de investigación de la ciencia, formulación de hipótesis, epistemología, etc. basados en la película El Nombre de la Rosa, del libro del mismo nombre publicado en 1980 por el escritor y filósofo italiano Umberto Eco.

Había oído mencionar en más de una vez el famoso libro pero reconozco que nunca me había interesado por leerlo, también sabía que existía la película, así que después de verla, gracias al Mtro. Carpio, decidí buscar alguna información en Internet. Efectivamente, la trama misterio-histórica de la novela, ambientada en el siglo XIV en los Alpes italianos, la hizo muy reconocida y criticada, ganadora de varios premios; igualmente la película estrenada en 1986.

Ahora puedo decir que me llama la atención leer el libro porque imagino que será más intrigante e interesante que la película, esto parece un poco absurdo cuando lo normal sería primero leer el libro y luego ver la cinta, tal como me sucedió con el Código Da Vinci (también sería interesante hacer un análisis de esta película).

En fin, la trama de la película gira alrededor de un franciscano y su aprendiz quienes tratan de descubrir el misterio detrás de muertes extrañas en una abadía. Este franciscano es llamado por el mismo abate porque su experiencia previa en asuntos de la inquisición lo habían convertido en un experto en identificar lugares endemoniados, porque creían que eso era lo que estaba provocando las muertes. Sin embargo, al final descubren que uno de los principales sacerdotes ponía veneno en las páginas de un libro que no quería que se conociera, los pocos que tenían acceso a él se mojaban los dedos con saliva para pasar las páginas y de ese modo se envenenaban. El libro era un tratado de Aristóteles sobre la importancia de la risa; el religioso decía que no debía darse a conocer porque la gente al reírse perdería el miedo, y al perder el miedo no necesitaría de la fe para defenderse, por lo que la iglesia no tendría razón de ser.

La astuta combinación de hechos históricos y ficticios por parte de Eco hace una novela (en este caso la película) muy llamativa. Se mezclan nombres de personajes reales, la inquisición, así como laberintos y encrucijadas.

Lo primero que noté fue el carácter inductivo en la investigación de Guillermo de Baskerville (el franciscano) quien, siguiendo pista por pista cada detalle, logró unir todos las evidencias hasta inducir las causas de las muertes de los padres. Para esto necesariamente utilizó como primer recurso la minuciosa observación. Fue capaz de caminar todos los senderos que sospechó podrían haber sido testigos mudos de los hechos. En base a sus observaciones se preguntaba de qué manera podrían haber sucedido las cosas, desechando aquellas que no coincidieran con la evidencia. Es decir, en un primer momento hizo un "reconocimiento de campo" con la caminata y la observación, sin postular ninguna conclusión ya que apenas estaba conociendo el terreno. Esto es aplicable, pienso yo, a cualquier ciencia: antes de adentrarnos en una investigación debemos dar un recorrido cauteloso para conocer nuestro objeto de estudio, a manera de ir adentrándonos en él poco a poco.

Con las primeras observaciones se formó varias ideas o hipótesis de lo que podría haber ocurrido, pero conforme avanzaba y agregaba más información sus hipótesis se fueron modificando o cambiando, hasta que agotó las pruebas y encontró la verdad. En el sentido general de la ciencia podría decirse que sucede lo mismo, las hipótesis son formuladas en base a los datos y aceptadas como verdaderas hasta que nuevas hipótesis las sustituyen. Aquí podría entrar a hablar sobre la forma como los filósofos de la ciencia miran estos cambios en las teorías e hipótesis, pero no tengo todavía suficiente conocimiento de ellos, además sería muy extenso. Lo que pienso en todo caso es que la trama se parece a la teoría propuesta por Karl Popper: mientras no se demuestre la refutabilidad de la teoría o hipótesis, ésta puede ser verdadera. La teoría de Guillermo, que era la verdadera, no había logrado refutar la teoría del inquisidor que decía que efectivamente la abadía estaba endemoniada, teoría que fue tomada como verdad hasta que la verdad la desplazó.

En la ciencia ha sido difícil encontrar verdades casi absolutas, más aun en el caso de las ciencias sociales que su carácter no experimental dificulta someterlas a prueba. En nuestra arqueología específicamente esperamos más y mejores datos que se unan al corpus existente para nutrir las teorías, haciendo un método puramente inductivo.

Aunque Guillermo tenía vasta experiencia en las manifestaciones del demonio, miraba con escepticismo cómo ocurrían las muertes, no dejándose llevar completamente por sus preconcepciones teóricas o experimentales sino dejando que los nuevos datos "hablaran por sí mismos". Cuando la ciencia intenta conocer algo nuevo, parte de presupuestos y utiliza metodologías como base que le ayudan a no perderse en el camino, sin embargo, en el momento que el paradigma se vuelve dogmático se intentan hacer cazar los datos dentro de él y es cuando surgen los errores. En este sentido Imre Lakatos dice que las cosas deben verse desde diferentes puntos de vista proponiendo teorías que se anticipen a los hechos y rechazando aquellas que han sido superadas por otras. Esto es bueno porque adoptamos una metodología que puede ir cambiando en el transcurso de la investigación.

Miguel Martínez propone que nos acercamos a un nuevo paradigma sin precedentes que cambiará el concepto de la realidad y naturaleza humana.