2 de febrero de 2014

Don Ramiro

Don Ramiro aprovechaba cualquier oportunidad para hacerles saber a los demás compañeros excavadores que su situación económica estaba mejor que la de ellos. A veces exageraba.

Tal día Don Ramiro se presentó a trabajar aquejado por una tos que a los demás sonaba un poco rara. Conforme pasaba el día y en un momento cuando todos estaban juntos, Don Ramiro arreció su tos notablemente. Por fin, un compañero preguntó:

-¿Qué hay Ramiro? ¿Estás malo?

Don Ramiro respondió rápidamente casi como si ya lo hubiera repensado:

-Sí muchá, me enfermé ayer de tanto estar abriendo la puerta de la refrigeradora. Es que ya compré refri pa' la casa.

Pues todos callaron sin más qué decir. Al rato, Don Ramiro les aseguró que a partir de entonces empezaría a vender topos (helados) baratos en su casa.

Luego de pocos días de iniciado el pequeño negocio, Don Ramiro llegó sensiblemente molesto a trabajar e hizo el comentario:

-Aguanten muchá, ahora todos los vecinos tienen refri. Esa gente no puede ver que uno compre algo porque luego lo quieren ellos también.

El negocio se había acabado para él. Pero días después, a manera de reivindicación, afirmó:

-Cuando mi mujer no tiene ganas de levantarse para darme desayuno, solo abro la refri, jalo unos jamones, unos panes y listo.

Así es Don Ramiro, siempre sobresaliente. Cabe aclarar que es el más trabajador del grupo y sus resultados son mejores que los del resto. Y además sus comentarios resultan en anécdotas para siempre.