3 de enero de 2010

Año Nuevo 2010


El conteo u ordenamiento de lo que llamamos tiempo ha sido siempre una necesidad en cualquier grupo humano para la sistematización de las actividades diarias de dicha comunidad. No por pura coincidencia los calendarios se han concebido de forma cíclica, ya que tienen sustento en los movimientos de los astros como el sol, la luna, la tierra, etc., que son cíclicos. Por eso es que celebramos el fin de un año y el comienzo de otro cuando la tierra da una vuelta completa alrededor del sol, fecha que es arbitraria de alguna manera porque no se sabe cuándo y dónde exactamente fue el inicio de dicho movimiento en órbita. De ahí que no coinciden los "año nuevo" de los distintos calendarios.

En lo que sí coinciden todos, o al menos la mayoría, es que el "año nuevo" representa un momento de "reinicio", de "volver a empezar", de "cargar baterías" para lo nuevo y para lo que ya se ha iniciado en el año anterior. Resulta siendo a veces como un respiro profundo para tomar fuerzas. Por todos lados se recibe el "año nuevo" con felicidad, alegría, propósitos, metas, etc. (al menos así lo recibimos las personas que tratamos de ser positivas), ya sea con cohetes, con oraciones, con comida y bebida o con reposo. Esto hace que sea un momento de reflexión, decisión y proposición; un momento cargado de sentimientos donde se recuerda a la familia, los amigos, los compañeros y por supuesto se rememora el pasado.

El 2010 que recién iniciamos, aunque sea un número sin sentido en sí mismo, espero que sea para mi y para ustedes un lapso de nuestras vidas donde nos realicemos como personas y que encontremos el sentido de nuestra existencia, que de repente resulta ser cíclica también (¿?). Y no lo digo solo para este año, sino para toda esa continuidad imparable que llamamos tiempo.

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