8 de enero de 2010

Dios como mercancía

Quiero hacer unos comentarios al artículo titulado ¿Comprar el cielo? de la columnista Carolina Escobar Sarti, publicado en Prensa Libre el sábado 2 de enero (p. 14), el cual me parece muy atinado.

En primer lugar es cierto que si todo destino ultraterrenal de los humanos está ya establecido por el ser supremo, no hay necesidad que la iglesia o cualquier persona sea intermediaria para "ayudar" en la salvación del creyente. ¡Mucho menos que tenga que haber dinero de por medio para alcanzar la salvación!

Es más, no entiendo cómo los creyentes piensan que necesitan de una iglesia o persona para la comunicación divina, cuando se supone que el ser supremo es capaz de escuchar a quien sea en cualquier momento. La autora cree que esta necesidad se debe en parte al sentimiento de culpa de los fieles causado porque les han hecho creer que son pecadores desde que nacen, gracias al pecado original. Pero también entran en juego otros elementos como la necesidad de pertenecer a un grupo, especialmente si es de élite o exclusivo, la ignorancia, la catarsis colectiva como forma de cohesión, la tradición, la persuasión del líder, etc.

En Guatemala sucede que vivimos momentos caóticos donde las cosas y acciones materiales parecen no dar respuestas satisfactorias a la vida plena. Entonces parece lógico que muchas personas busquen respuestas y esperanzas en lo divino, lo malo es que lo hacen en "templos de todas las denominaciones", como dice la autora, que después lo resume diciendo: "tiempos de crisis es igual a más fieles buscando la verdad". Incluso se llega a la frustración de tener esperanza solo en la justicia divina.

Me gusta cuando dice "hemos creado un Dios a nuestra imagen y semejanza". Esto ya me lo había dicho hace unos años un profesor universitario que me dio Antropología General. El ser humano ha creado sus dioses según su interacción con el medio.

Hay que entender este fenómeno de las iglesias y los fieles en el marco de nuestro sistema económico, donde todo se puede comprar o vender porque tiene valor en dinero, porque es un mercado libre, que para mi de libre no tiene nada.

Lo que quiero agregar a este certero artículo es que (y cito las palabras de otro profesor universitario que me dio el curso Introducción a la Ciencia Política): el capitalismo, lamentablemente, convierte todo, absolutamente todo, en mercancía.

1 comentario:

Despondos dijo...

totalmente de acuerdo!!